
GERARDO DE LA TORRE
Hasta la hora de su muerte, el hombre pálido y delgado se comportó como un caballero. Ese día triste él y dos mujeres, asesinos convictos y confesos, fueron conducidos al cadalso. Al pie de la horca aceptó el hombre la última copa de mezcal, que bebió circunspecto y sereno.
—Ha llegado el momento —indicó luego el alguacil.
El hombre pálido se echó a un lado.
—Las damas primero —dijo sin perder la compostura.
6 comments:
ja, ja... genio y figura
Jajá, buenísimo querido Jota-pechocho
Yo por eso, por pura precaución, desconfío de los caballeros demasiado caballeros.
Besitos
me robo la frase malbichito... y es que hasta la hora de la muerte uno debe ser siempre bien educado
:P
No hayq ue perder los modales, ni en las peores situaciones.
Saludos
J.
Por eso digo que la caballerosidad es convenenciera y utilitaria!.
jaja
Abrazos pa' todos.
...
Jajajá...
¡Qué mula tipo!
A mi los caballeros se me hacen como seres "convenientes" o "a modo".
Saludetes, perdón por el abandono, pero ya estoy aquí de nuevo.
Muackkk.
Mafalda
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