Saturday, January 16, 2010

BREVES DE INVIERNO

YOLANDA DE LA TORRE

Luz
Estaba en medio de su más profundo terror: una muchedumbre en un vagón del metro detenido a la mitad del túnel por falta de energía eléctrica. Nada lo asustaba tanto como las multitudes y la oscuridad. No podía controlarlo. Deseaba morir ahí mismo. Era tal el miedo que la gente y la penumbra le provocaban que para calmarse intentó, primero, imaginarlos a todos sentados en la taza de baño. Lo inundó un olor a vientre podrido. Después los pensó desnudos. Apareció ante él una cartografía humana de estrías y celulitis. Probó desearlos muertos. Un ejército de fantasmas se coló por las hendiduras de los muros del túnel. Se decidió entonces por el ejercicio inverso: se vio en la taza de baño, desnudo, muerto. Aquello funcionó. Del infarto los demás ni se enteraron, desesperados por que el metro arrancara. Sólo horas más tarde una mujer vestida de intendencia miró la sonrisa apagada del hombre que yacía, en uno de los bordes del vagón abandonado, con los ojos abiertos como si súbitamente hubiera recibido una descarga de luz.

Hipnosis
El médico me pidió que mirara fijamente la oscilación de un péndulo. Me indicó cómo hacerlo. Troné los dedos. Cayó en trance segundos después.


Serenata
Ni bien comenzaron a tocar, a mis compadres mariachis les llovieron hasta macetas. A punto estuvieron de recibir un plomazo. Pero lo que de verdad les molestó fue que yo no les advirtiera que la muchacha era casada.

Divorcio
Descubrí aterrado que mi mujer me estaba haciendo un algún tipo de hechizo. Bajo la cama, entre cúmulos de polvo, había un vaso con agua debajo del cual estaba una antigua foto donde nadie habría podido predecir que a los treinta y cinco yo comenzaría a quedarme calvo, y al lado se encontraba un mechón de mi cabello amarrado con un lazo rojo.

Había también una calabaza con una paloma muerta dentro.

Mi esposa llegaría de trabajar en cualquier momento. Fotografié todo. Luego bajé apresurado al sótano y me deshice tanto de la figura de tela que me dio el santero como de los alfileres que pensaba clavarle aquella noche. Después llamé a mi abogado y lo convencí de que tenía evidencia: mi mujer estaba un poco loca. Intentaba embrujarme.

Me dijo que dijo que sería fácil demandarla.


Viaje astral
Advirtió cómo se desprendió, igual que si se hubiera visto reducido a su conciencia. O a su alma. Se elevó lleno de paz. A punto estaba de dar las gracias por ese momento cuando sintió que lo devolvían a un cuerpo. No se dio cuenta de que no era el suyo hasta que comenzó a cacarear.

Western
La mujer miró hacia ambos lados de la calle. No había nadie, salvo los dos hombres que estaban concentrados el uno en el otro, revólver en mano. Se escucharon tres disparos. Uno de los hombres cayó: el que la había defendido. La mujer pegó un gritó y corrió hacia él. El otro se acercó a ella y se agachó lo suficiente para musitar:

–No te sientas mal. La verdad es que no valías el duelo. A éste le traía ganas desde hacía años.

Aquel tipo guardó el revólver, dio media vuelta, subió a un caballo y se alejó. Ella, con los ojos aún enfundados en lágrimas, lo vio perderse entre una nube de polvo.



Círculo vicioso
–Lo que me deprime –explicó el paciente– es el precio de mi antidepresivo.

Instrucciones para robar piratería
Los empleados eran jóvenes, hombre y mujer. Estaban distraídos con otros clientes. Tomé dos películas y las apreté contra mi estómago mientras estudiaba la oferta del puesto. La chica dirigió la mirada hacia mí y dio un codazo a su compañero. El dinero no me alcanzaba. Devolví aquello. Antes de irme, agarré una cinta más, leí la crítica y la puse en su lugar. La muchacha me miró. Giré sobre mis talones. No había dado ni un paso cuando el hombre me enfrentó: abre tu sudadera. La gente se arremolinó. Obedecí. El empleado me esculcó entre aspavientos sin encontrar nada. Cerré la sudadera y le exigí, indignadísimo, una disculpa pública. No sólo me la ofreció, y obligó también a la mujer a hacerlo, sino que me regaló dos películas, las que yo quisiera. Me calmé. Sonreí. Incluso les estreché la mano. Tomé las cintas que pensaba robar originalmente y me alejé a paso rápido del tianguis.

Medio Oriente
El profeta auguró a la multitud una era de paz. Nadie tuvo tiempo de creerle porque cayó abatido a balazos.


El piano
Miró el piano afectuosamente mientras acariciaba la tapa negra: al fin podría dedicarse a ensayar. Desde que él era niño su padre le había notado la habilidad en las manos. Qué piano ni qué nada, dijo el viejo, y le enseñó a bajar un motor. Ahora, gracias a la herencia del anciano, podría tocar hasta hartarse. Y a Aurora, quien lo había visto beber durante veinte años. Ya no. Un último trago y un último coche, le había prometido. Tras un largo sorbo de aguardiente la botella fue a parar al bolsillo del overol. Tomó la caja de herramientas, el gato, y fue al taller. Se dirigió a un costado del automóvil. Un sorbo más antes de colocar el gato. Dejó la botella cerca, a su lado. Era cuestión de sacar la llanta y luego asomarse por debajo. El auto comenzó a subir. Él escuchó un ruido a sus espaldas y quiso volverse. Algo tronó. Segundos más tarde la llanta aplastaba su mano derecha. El contenido de la botella se esparció por el suelo. Para cuando los gritos llegaron a Aurora, su marido sólo pensaba en un trago y en cuánto podrían pagarle por el estúpido piano.

15 comments:

marichuy said...

Jota-pechocho

Pero qué buenas micro-narraciones. Más de una... todo un aprendizaje. "Cómo robar piratería", me encantó, lástima que yo sea de esas "mamonas", como alguien me calificó, a quienes las películas piratas le provocan urticaria.

Besitos dominicales

malbicho said...

muy buenas todas (hasta yo caí en trance con ese tronar de dedos)

educavent said...

La serenata a una mujer casada. Ja Ja a mi me pasó. Alguna vez postearé esa historia

Anonymous said...

El hipnótico.medico y el círculo vicioso, se llevan las palmas

Saludos

alexis makina said...

muuuuuuuyyyyyy buenos.
ciculos vicioso es genial¡¡¡¡¡¡¡
wowow yola
eres una gran escritora de microficciónes
eso tmbn lo kiero aprender
jejejeje.
excelente por ser la primera.
te lo mereces.
BN¡?¡¡¡¡¡¡
ok ma???
muy bn¡¡¡¡

Srita. Entropía ~ said...

Más vale tarde que nunca mi querida Yolanda :) y a pesar de no haber visto tu mensajito en Face, siempre logró enterarme de las cosas xD
Me encantan tus micro ficciones, ya te lo había comentado. Felicidades por ser la primera :3 Un besote!

Anonymous said...

YOLAAAAAAAAAAAAAAA LOVE U y a tus textos!!!!!!!!! maravillosos!, esplendidos, hermosos, felicidades!!!!!!!!!!!!!!!!!!1

Anonymous said...

Ya nos los habías leído y aun no dejan de dejaarme pasamdo (y mira que en un apatiko esta dificilón)
gracias por tus textos y tu tiempo ma´

JP said...

-- especialmente el viaje fue totalmente astral, alucinado, todavia tengo plumas en la garganta, cuacccccc!!!! Gracias por tus textos Yolita!!!

Anonymous said...

Gracias a ti, Patito lindo, y a los pateros que dejaron sus comentarios, especialmente a los chicos de mi taller, quienes no paran de darle sentido a mi escritura. Besos y un enorme abrazo de fin de año para todos.

Muy afectuosamente,
Yolanda

Alecus said...

Excelentes relatos Yolanda, me gustó mucho La Luz, Viaje Astral,Círculo Vicioso y El piano.
Tienen una lectura muy sabrosa y un remate estupendo. Tienen ironía y humor, eso me encantó.
Tienes más?
Dónde los puedo leer.
Gracias JotaPe por compartirlos.

JP said...

-- maestro Alecus! que bueno que lo pregunta, la profe Yolanda ya abrio su blog en: http://escobadezaratustra.blogspot.com/, se aceptan visitas!!!

Alecus said...

Sale voy pa´allá.

Jo said...

que buena profusión de textos lo bueno es que cada uno remite a una anecdota personal...

los divorciados calvos?

la gallina clueca jajaja
... ay ay.. esto esta genial¡

Jo said...

por cierto .. creo que sería una buena profusión de cortometrajes