Thursday, January 7, 2010

EPISTAXIS


GERARDO DE LA TORRE

Escritores

Asegura el autor que las dos breves historias que siguen las escribió con apego a hechos verdaderos, y sólo cambió los nombres de los protagonistas para no incurrir en irreverencia. Pero no se puede creerle. Bien se conoce su fama de embustero.

Uno

A lo largo de su vida breve escribió Galeotto docenas de textos: cuentos, novelas, poesía, artículos. Pero la censura jamás le permitió publicar.
Los diarios rechazaban sus artículos debido a la violencia de los improperios, que no se conformaban con tocar a funcionarios culturales y críticos de arte, sino que se atrevían incluso con jefes de estado y de gobierno.
Sus cuentos y novelas sufrieron el desaire de los editores, que siempre se mostraron intolerantes con un lenguaje que les parecía brutal.
Decidió cierta vez publicar por su cuenta un tomo de poemas y cuando todo parecía marchar el impresor cayó en cuenta de que los pulidos versos de aparente religiosidad, en realidad agredían a cierto dignatario eclesiástico. Católico practicante, el impresor optó por destruir las planchas.
Murió Galeotto, pues, inédito.
Dejó un texto final, el epitafio que debía señalar su tumba: "Sus calaveras —decía— me van a pelar los dientes".
Ordenaron los amigos la lápida con esas palabras, pero el administrador del cementerio se negó a colocarla, a menos que quitaran la frase de dudoso sentido.
Se fue, pues, definitivamente inédito.

Dos

Andrade, en cambio, publicó mucho. Media docena de novelas y dos volúmenes de cuentos; una pieza teatral que nunca fue representada; un librito de ensayos y otro de aforismos.
Sin embargo la ansiada fama no llegó. Veinte años de escritor y apenas un puñado de lectores y cuatro notas críticas no muy reconfortantes.
Decidió conquistar un pedestal incluso a costa de su vida y, tras comprar una Browning High Power 9 mm, subió a lo más alto del más alto edificio de la ciudad.
Allí, tras invocar la fama, se pegó un tiro en la sien.
El impacto le voló media cabeza, todo el rostro.
Murió irreconocible y el imperfecto cadáver fue arrojado a la fosa común.


Grido

El grido es un ser pequeño, de apariencia semejante a la humana y origen incierto, que ha sido visto con frecuencia en las cantinas céntricas de la ciudad de México. Tiene este bicho la peculiaridad de alimentarse únicamente de destilados etílicos. La piel del grido es de un delicado color malva que se modifica con la ingestión de alcoholes. Si el animalillo consume líquidos claros, como la ginebra y el tequila, su piel se torna transparente y deja ver un interior constituido por ramificaciones tubulares de diverso calibre. Basta con hacerle beber una copa de vino para que recupere su coloración original.

Viejo

No podría señalar Magdalena si aquel insolente era un cuarentón o rozaba ya los sesenta años. Era un tipo atractivo, apenas canas, simpático, de buena conversación. Le había simpatizado y cuando escuchó ella lo que le pareció una proposición, se lanzó de cabeza.
—Si tuviera diez años menos —había dicho el tipo— andaría como un perro detrás de usted.
—Ay, pues si no se ve usted tan viejo.
—No. Quise decir: si tuviera usted diez años menos.



Díptero

Circula en la costa oaxaqueña, región de manglares, lagunas y albuferas, una leyenda que refiere a la aparición de enormes pájaros nocturnos, semejantes a pterodáctilos. El responsables es un díptero de la familia de los anofeles y el estegomia, mosquitos que transmiten uno el paludismo y el otro la fiebre amarilla, que en el transcurso de los siglos ha sufrido increíbles mutaciones. Por una distorsión genética, el insecto inocula cierta sustancia que, en noches de luna llena, transforma a los hombres en moscones que chupan la sangre de animales y humanos.

Proceso

La mañana del uno de enero del año 2000, el espíritu científico del señor X le permitió observar que a partir de ese día la gente había comenzado a empequeñecer. Cosa de nada, décimas o centésimas de milímetro, pero el señor X, una vez confirmada la tendencia en las semanas que siguieron, conjeturó que el proceso no terminaría sino cuando la vasta población humana, reducido cada individuo al tamaño quizás de hormigas o microbios, gozara de alimentos abundantes.

Excelencia

Tenemos un texto que cabe en una página. En un afán de perfección comenzamos por despojarlo de adjetivos y ripios. Quitamos por tanto una frase, tal vez un párrafo; y otra frase y otro párrafo. Continuamos quitando palabras, frases, todo concepto o signo que estimemos superfluo. Al cabo de la poda tendremos a lo sumo una sola oración. De aquí, poco falta para reducir, en la persecución de la excelencia, la oración a una frase. Ya está. Pero aun esa frase contiene excesos, de modo que nos empeñamos en disminuirla. Nos queda una palabra y, qué más da, decidimos eliminarla. Tenemos entonces, al fin, una página perfecta. De acuerdo, es una página en blanco semejante o idéntica a muchísimas páginas en blanco. Pero no se trata de tener una página en blanco, sino de arribar a la página en blanco.



Defensor

Hablaban de cierta mujer a quien uno de los amigos aborrecía tanto como el otro la estimaba.
—Es flaca y fea, sin posibilidad de redención —dijo el primero.
—Yo la veo como una dama esbelta y delicada, de figura frágil —repuso apacible el admirador.
—Cómo detesto sus ojos pequeñitos, de pulga.
—Tiene una mirada sutil, fina, concentrada.
—Además —continuó el que la aborrecía—, es desnalgada y de tetas miserables.
—A mí me agrada ese cuerpo sin excesos.
—Para empeorar, trompuda.
—¡Ah, qué boca! Enérgica y jugosa.
—Pero lo que no le perdono, es que sea estúpida como una bala de cañón.
—Yo diría —remató el defensor— que no tiene aspiraciones intelectuales.



Navidad feroz

1. El día de la Natividad, extrañado de no hallar jugetes bajo el árbol, el pequeño Anselmo, compungido, fue a asomarse a la ventana. Muy cerca, descubrió que el aéreo trineo de San Nicolás, tirado por renos, se había desplomado. Todos muertos.

2. Esa Navidad, cuando Heladio despertó, Santaclós continuaba atorado en la chimenea. Como causa de su muerte dictaminó el forense congestión alcohólica.

9 comments:

JP said...

-- estimados cinco lectores, pareciera que las fiestas decembrinas no combinan con las letras. Les agradecemos su paciencia y en especial le agradecemos al maestro Gerardo de la Torre reiniciar este maltrecho blog. Gracias a todos, feliz anio nuevo!

LUMPENPOETA said...

Pero combinan con el alcohol y ya pasada la cruda y de regreso del Montepío, es bueno comenzar la microficción en este blog maltrecho, así que a quitarle telarañas y a darle que es mole de olla. En realidad que se extraña a esta extraña corporación que dice llamarse Patito Production del famoso Jota Pe. A Gerardo hay que agradecer que entre con brío y nos azote en pleno rostro creatividad que es sello de este blog. Fatalidades y Animalario debían llamarse. Abrazos y saludos de un poeta de segunda.

Aurore Dupin said...

Más que epistaxis, fue rinolicuorrea.

Son tan irreverentes que hasta parecen reales.

Mafalda said...

...

Jejeje, muy buenas estás microficciones.

Me puse a pensar que en las circunstancias que pasamos en México, nos convendría empequeñecer para que logrenos compartir lo poco que tenemos con lo que no tienen nada.
También fumigar el país para erradicar a los méndigos moscones chupadores (de impuestos) incansables.

Saludos y besos a todos.

Besitos volaosss para ti mi Jota-pe

Mafalda

Mafalda said...

...

Ashssss...

Perdón por el acento de más, por la "n" en lugar de "m", por la falta de la "s"...

Auchhhhh...

Soy una cínica, burlona, irreverente y...etc, jejeje.

Mafalda

Anonymous said...

No puedo sino comentar que ese es mi padre: un escritor del que Leñero ha dicho que es el mejor de su generación --alguna vez la crítica lo ubicó en La Onda--, aunque también --eso no lo dijo Leñero-- el menos conocido. Maestro de más de 20 generaciones de Sogem, pionero de la televisión educativa en México, guionista de cine --sobre todo con el maestro Felipe Cazals-- periodista de cuña cultural y narrador espléndido, merece ser más leído y mejor reconocido.

Gracias, Patito :)

Yolanda de la Torre

marichuy said...

Jota-pechocho

Qué geniales textos; todos, pero el de la Excelencia, me mató. La historia de mi vida... pero en sentido inverso: yo parto de la hoja en blanco para arribar a una colmada de adjetivos, ripios y sinsentidos.

Besito

malbicho said...

guau!, la microbiografía esclarece el porqué de tanto virtuosismo

qué buen comienza el año este blog patito

Anonymous said...

Olvidé decir que Gerardo de la Torre tiene más de veinte libros publicados y que ha obtenido tres premios nacionales de literatura: uno, el de novela de Pémex, por "Hijos del águila", en los años ochenta. Otro, en los noventa --el nacional de novela Rubén Romero-- por "Los muchachos locos de aquel verano" y uno más, el invierno del recién pasado 2009 --el nacional de novela Rosario Castellanos-- por "Nieve sobre Oaxaca".

Nuevamente gracias, Patito. Y un gran abrazo de parte de mi padre.

Yolanda de la Torre