Tuesday, November 18, 2008

SEX, DRUGS & The Pistols




Este video me recuerda que hubo una época en la que el rock era demasiado celestial como para nosotros, humildes mortales. Hendrix, Pink Floyd, Chuck Berry o Dylan eran sólidos pilares de una iglesia del rocanrol urgida de luz y nuevos aires. The Sex Pistols no sólo corrieron a los mercaderes del templo, sino que fueron apóstoles de una nueva religión: el punk.

A Joey Ramone no le gustaban los punks británicos por su pesimismo y antiamericanismo, pero ahí estaba Jhonny Rotten escupiendo, previa bocanada de brandy directa de su botella, palabras de agradecimiento al Teatro Aragón de Chicago: “estamos aquí por ustedes, maricas. Gracias mister Bush por permitirnos tocar aquí”, gritaba el vocalista Jhonny Rotten para dar paso aI himno punk: I wanna be anarquist. Días antes avisaron vía MTV que harían escala en Bagdad: “si van a ofrecer a esa gente democracia, entonces ofrézcansela en su completo extremo para que sepan en que están caminando. Porque la democracia tiene sus problemas, y The Sex Pistols es uno de ellos”.

Jhonny (Lydon) Rottem (1956) es el sacerdote ideal para la ceremonia punk. Su mirada estrábica se la debe a la miopía que padece; su apodo Rotten (podrido) al lamentable estado de sus dientes (todavía le falta uno); su locura y espasmos a una meningitis que padeció a los siete años y que lo mantuvo en coma por doce meses. Lo que no sabemos es que le produjo esa senusitis que le hacía apretarse las narices expulsando mocos por todo el escenario para a continuación restregarse la pelvis rematando: “todavía funciona”.

Claro que funcionaban. Glen Matlock (bajo, 1956), Steve Jones (guitarra 1955) y Paul Cook (batería 1956), fundadores originales de la banda inglesa, machaban sus instrumentos a la par de las vocales del cover de los Stooges: No fun. “No es divertido, baby. Estar alrededor, con ese viejo sentimiento. Pasmado por otro día. No fun. No fun”. Pero los que sí se divertían eran ese otro 99% de una banda de rocanrol, su público. Cuarentones ya bastante bajados de sus angustias anarquistas y punketos codeándose en un slam que los reivindicaba como jóvenes brincando y poniéndose de chingadazos al ritmo realmente rocanrolesco de Seventeen, No feelings, y God save the queen.

Seguían siendo los mismos puñeteros desmadrosos de los años setenta, con sus pequeñas  diferencias: el guitarrista con panza cincuentona siguiendo al bajista con una pinta burguesa de jugador de golf, quien no parpadeó cuando mister Rotten preguntaba: ¿alguien vino a oir alguna canción de Paul McCartney? Chiste es que al del bajo lo expulsaron (¿salvaron?) de Los Pistols por su afición a los Beatles, pese a ser el creador musical de la banda.  

Al terminar EMI advertían: “mientras la industria musical esté de pie no nos cansaremos de patearle el trasero hasta morir”. Días antes en una entrevista Johnny Rotten se mostró muy claro respecto a no ser electo al Salón de la Fama del Rocanrol (junto a The Ramones y The Clash), le importaba un carajo: “Somos los marginados. Es históricamente suficiente que todavía estemos aquí. La industria discográfica está muerta para nosotros. No tenemos companía ni disco qué vender, y pienso que eso es maravilloso”. De hecho eso fue el concierto, una hora de un sólo disco, Never mind the bollocks….

En el documental de Julien Temple, The filth and the fury, Rotten lamenta que la rebelión punk haya dado paso rápidamente a la conformidad masificándose: “Ellos (los punks) adoptan un uniforme, una imagen y una actitud. Cuando la  única cosa era ser tú mismo”. Desde que la banda se deshizo en 1978, Rotten dedica su tiempo a su nueva asociación Public Image Ltd., mientras que Glen Matlock hace lo propio con The Philistines

Por su parte Steve y Paul se unieron a miembros de Thin Lizzy para crear un grupo de escasa vida: The Greedie Bastards, tocando con Joan Jett el famoso I Love R&R. Steve hizo colaboraciones con Iggy Pop, Mick Jones (The Clash), pasando por los infumables Andy Taylor (Duran Duran) y Mel C (Spice Girls). En 1986 firma con RCA la entrega de dos discos, “Mercy” y “Fire and Gasoline” en donde colaboran Ian Astbury y Billy Duffy (The Cult), Axl Rose, y Nikky Sixx (bajo de Motley Crue).

En un mundo donde bandas tan pasmosamente comerciales como Good Charlotte o Green Day son consideradas punk, los Sex Pistols siguen siendo una propuesta honesta. “Si aplauden menos provocativamente nos podemos ir temprano a casa”, amenazaba Rotten para cerrar con la rola Problems preguntado al público: ¿alguien puede hacer este punk rock? Al tiempo que azotaba su micrófono provocando un sonido discordante en los amplificadores. Fin del show.

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