HOY, HOY, HOY,

Ron English      

Tonatiuh Meaney

Mi sueño fue brutal y abruptamente interrumpido por un toquido del timbre que se conecta a la entrada del edificio. Maldición. Ni en domingo respetan. Han de ser los testigos de Jehová, ahora que si son testigos porque no van y testifican, que se vayan al infierno. Me volví a tapar exactamente con doscientas treinta y cuatro cobijas. RIIIIINNNGGG. Hijos de satanás, o Satanás, no sé si va con mayúscula. Está bien ya voy. Me asomé por la ventana y no vi nada más que una fresca mañana. Si es que las frescas mañanas se ven y no se sienten. Mmmm, quizá fue mi imaginación, la poca que me queda pues. Apenas había girado para regresar a la cama cuando de pronto toca de nuevo... RAAAANNNNGGG... Es decir, esta vez no era el timbre de la entrada al edificio, si recuerdan ese suena RING, no RANG. Era el timbre de la entrada al departamento. La puerta está al lado de la ventana así que de inmediato abrí. Pero no había nada.... Mmmm, se me hace que me van a tener que doblar la dosis. O al menos reducir la cuota. Ni modo. Regresé y me encobijé y también me quedé pensando. ¿Fantasmas? Puta qué miedo. Pero, no. Para qué tocarían, mejor entran. Además ellos están sindicalizados y sólo trabajan de noche. Un niño travieso. Mmmm no, ya no quedan niños traviesos. Traviesos sí, pero no son niños. Descompuesto. Pinche conserje y me cobró una lana por la reparación. ¿Los dos? ¿Un conserje travieso? No...

 

Y piensa que piensa el tarado... hasta que...

 

Ahhh, ya sé. Es que hoy toca. 

 

Así que voltié. Subí al cuerpo de mi mujer. La tomé por los pechos. Una mano en cada pecho. Le dí un profundo beso. Me sumergí mientras le susurraba al oído... hoy toca. Y el final ya se sabe.